miércoles, 22 de febrero de 2012

DEJAR IR AL PASADO

Aferrarse al pasado es tal vez una señal, un simple recordatorio de algo que quedó inconcluso y que no se puede olvidar jamás. Cerrar los ojos y querer volver a ese momento puede concluir en dos situaciones: quedarse estancado en el pasado sin querer registrar un presente, o bien, juntar todas las fuerzas del recuerdo e intentar hacer algo más o menos parecido a esa historia que quedó en el tintero. Parecido, no igual. Nuestras arruguitas o la celulitis que antes no estaban marcan que nada será igual, sí parecido, similar, semejante. ¿Alguien recuerda del pasado situaciones cerradas o que ya no tienen vuelta atrás?
Dejar ir al pasado simplemente porque ya pasó, me parece una idea burda y un tanto conformista. Pero a la vez me pregunto, ¿por qué seguimos atado a él? ¿Por qué el músico que no fue sigue creyendo que sacude escenarios cuando hace mil años no toca una viola? ¿Por qué seguir creyendo que la campeona de karate es karateka cuando un auto le pasó por encima hace más de 7 años y no volvió a lanzar una buena patada?
El tiempo pasa muy rápido y el pasado se confunde con el presente, y a cada paso el recuerdo se aleja más y más. Salvo aquellos que todavía nos invitan a vivirlos una vez más. Tal vez cerrando historias, el presente sea más disfrutable y prometa un futuro con mayor gratificación.
B.S

viernes, 17 de febrero de 2012

CALANDO LIBROS

Un artista canadiense esculpe viejas enciclopedias para recreaar monumentos y paisajes famosos.
16.02.2012 | Por Brenda Salva especial para el suplemento sí!
Guy Laramee es un joven artista canadiense que tuvo la idea de reciclar manuales y enciclopedias. Sus libros los transformó en esculturas donde recrea paisajes y monumentos históricos.
Inmerso en libros viejos, cientos de hojas y mucha paciencia, Guy es capaz de tallar de un manual para convertirlo en un esplendoroso paisaje. Y es que “esto de hacer arte con papel reciclado, de libros que ya nadie lee es como el amor. No tiene nada de funcional, simplemente existe”, aclara Guy.
La idea nació a fines de la década del noventa, pero ninguna obra fue mostrada hasta 2011. “Pensaba que no había nada que mostrar, hasta que un artista mexicano muy amigo mío me convenció. Si bien el arte como los paisajes no hacen nada por si solos, tienen mucho efecto en las personas” explica el escultor al Sí! El artista ha ganado numerosos premios por su trabajo, pero para él sólo son “consuelos”: sus obras están valuadas para el público entre 1.000 y 25.000 dólares. Un precio no muy consolador para quien esté interesado en los paisajes en miniatura, que tienen gran demanda. Entre las piezas, se destacan el Gran Cañón, el Monumento a Buda, el Petra, reproducciones de túneles subterráneos y accidentes geográficos.
Parte de la obra del escultor se expuso en Gestalten, el Museo de Arte y Diseño en Nueva York y en Galerie Lacerte en Canadá.
“Para abril de este año tenemos un proyecto de publicación de la obra BIBLIOS en Alemania. Esta historia es un homenaje a Borges, que es en realidad el padre espiritual de este trabajo”, concluye.

 
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